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Vivimos en una época dominada por la información, sumergidos en un flujo constante de contenido. Nuestro consumo del panorama infinito que ofrece internet está guiado por los algoritmos, secuencias finitas de instrucciones que circunscriben lo determinable a través de la lógica en un mundo fundamentalmente ilógico. Esa interpretación plantea una estructura de comprensión, en contraposición a la humanidad, que se define por su impredecibilidad y por su rechazo de lo ordinario y lo previsible. Aquí se abre un diálogo entre estas dos perspectivas bien diferenciadas.
La secuencia de realidades simultáneas es una dedicatoria al individuo; cada look es un reflejo único de su presente. Prada se caracteriza por su pluralidad, por los elementos de diferentes épocas que coexisten de forma simultánea para desafiar cualquier teoría cronológica y crear contradicciones imposibles, puntos de diferencia. La noción del superhéroe se convierte en una representación de la centralidad del individuo, de su voluntad y del poder de la creatividad como medio de transformación. Todo cambia.
Las opciones infinitas presentan oportunidades infinitas. La casualidad se muestra como una expresión del libre albedrío, algo inesperado que solo es posible a través de la intervención, la invención y la elección humanas que no pueden replicarse. En estas celebraciones de las personas y los estudios de Prada se propone un presente múltiple.